Reflexiones para tí.

Elimélec

Pero murió Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos. Rut 7:3.

Las personas buenas sufren. No debería ser así, pero es la verdad. Sufren solas y sufren cuando el grupo al que pertenecen sufre. Casi diría que sufren individual y colectivamente.

Cuando el pueblo de Israel se alejaba de Dios y de sus ordenanzas, sufría. La gente buena, que intentaba seguir las leyes divinas, sufría también. No hay ninguna razón para creer que Elimélec y su familia formaban parte del grupo de israelitas que no seguía las órdenes de Dios. Es más, por la reacción de Rut con Noemí, podríamos pensar que era una familia ejemplar.

De todas maneras, Elimélec pasó hambre, tuvo que dejar su tierra, tuvo que ir a vivir como forastero y murió en tierra extraña.

Este tema del sufrimiento de los justos es una discusión teológica desde Abel. Elimélec es un eslabón más de la extensa cadena que pasa “por si no lo habías notado” por la cruz del Calvario y llega hasta nuestros días.

El sufrimiento de los justos pone en jaque “en la mente de mucha gente” la creencia en la bondad, la benevolencia, la absoluta sabiduría y hasta la propia existencia de Dios. El funeral de un niño, el accidente provocado por un ebrio que mata a un joven que estaba haciendo su caminata matinal, el depravado que roba la inocencia de una buena niña…

Lo primero que me gustaría dejar en claro es que el sufrimiento de los justos no es consecuencia de un castigo directo de Dios. Lo segundo que creo, y que la historia de Elimélec confirma, es que el sufrimiento es para justos y para injustos, como el sol, como la lluvia. Lo tercero que sé es que, en medio de mi sufrimiento Dios está atento; tan atento como estaba cuando Cristo sufrió en el Calvario.

Quizá la respuesta que debemos buscar no sea por qué tengo que sufrir este dolor particular, en esta circunstancia particular, en este momento particular, sino dónde está mi esperanza en medio de mi sufrimiento. Cuando sufro porque estoy en un mundo de pecado, los ojos de Dios están sobre mí. Los tuyos, cuando sufres, ¿están sobre Dios, o únicamente sobre tu sufrimiento?

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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